Si el menor presenta cambios repentinos como dificultades para conciliar el sueño o tiene pesadillas constantemente. Además, muestra falta de apetito, irritabilidad, se le ve triste frecuentemente, presenta bajo rendimiento académico, rechazo para ir al colegio y tiene menos ganas de salir y estar con sus amigos.
Estas son señales de algún problema y algunos motivos por los cuales se lleva al niño al psicólogo.
Puede estar sufriendo acoso escolar o sexual por parte de sus compañeros o un adulto cercano.
Así mismo puede tener alteraciones en el estado de ánimo o alguna discusión con sus pares.
En este caso, un psicólogo puede ayudar a descubrir y aclarar lo que le está sucediendo al menor.
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